Pero esta vez, es por cuestiones de trabajo.
Cuando acepté el trabajo en el que estoy ahora, nunca creí que fuera algo fácil, siempre tuve la idea de que las cosas podrían ser difíciles, pero aun así acepté el reto.
Me gusta en lo que estoy, aunque hay días como éstos en los que lo detesto, sin embargo creo que así son las cosas, hay días muy buenos, otros regulares y otros malos, y pues hoy me regañaron en la chamba y pues la verdad me hicieron sentir un poco mal.
Los comienzos ya sean académicos, laborales, o cualquiera, no son fáciles, y debo de admitir que me ha costado mucho este comienzo, me gustaría a veces terminar una semana, sólo una, sin sentir que fallé en algo, sin sentir que algo me faltó, que algo no hice bien...
Mi familia y mi niño me ha dado muchísimo apoyo, no sé que haría sin sus palabras o sin sus apapachos, y no estoy diciendo que aún así me siento desamparada, no, nada de eso, pero son éstos momentos en los que extraño sus abrazos y sus besos, en los que me encantaría tenerlo junto a mí...
Tal vez no deba ser tan dependiente, pero creo que algo así, en estos momentos, siempre cae bien, pero ni modo, hay que levantarse. Trato de darle la importancia que se merece este regaño, de no tomarme taaan a pecho la situación, y hacer lo necesario para que sea el último.
Ahora lo que necesito es un beso de él y un café...
El café ya lo tengo...
El beso seguramente lo tendré mañana.
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