Abrí los ojos y me dí cuenta que ya amanecía...
Sentí la calidez de tus brazos rodear mi cuerpo, fue inevitable sonreír.
Busqué tus manos aún entre sueños y las apreté para sentir que eras real...
Tú en respuesta, me acercaste más a tu cuerpo, mi oído se estremeció al escuchar el suave sonido de tu respiración.
Cerré mis ojos al sentirme segura, volvía a amanecer a tu lado...
Volvía a despertar en el sueño de nuestros cuerpos unidos...
Donde sólo existimos tu y yo...
No hay mundo...
No hay preocupaciones ni deberes...
En él puedo cerrar mis ojos un segundo y parecerán horas eternas...
En él nada tiene fin.
Pero el sueño no duró mucho, porque tus manos se soltaron y empezaron a vagar por mi cuerpo...
Sonreí otra vez, el día apenas comenzaba, y nosotros también...
Y de la mejor manera.
* * * * *