Noche eterna.

Por una noche compartimos la misma cama...

El mismo calor...

El mismo sueño.

Todo tu cuerpo, delicioso y único, lo tuve entre la oscuridad y mi piel...

Y a pesar de estar unidos en un abrazo, el calor era tan fuerte y tan palpitante que las sábanas me llegaron a estorbar, queriendo únicamente cubrirme con tus brazos.

Tu calor me protegió de todo, del miedo, de la soledad, de mí mísma, hasta el punto de creer que sólo nosotros existíamos...

Creer que el mundo era nuestro, y que nada malo podría suceder.

La noche transcurrió lenta, entre sueños, abrazos, besos y caricias...

Entre experimentar la tranquilidad y el deseo descontrolado...

Entre besos inocentes y besos húmedos sembrados en todo el cuerpo...

En desear que la noche fuera eterna.

Sólo esa noche, bastó para quererte todavía más para mí.

No tenerte por horas o momentos, quiero tenerte para toda la vida.

Que mis noches fueran tuyas, y que mis sueños los pudieras ver...

Quiero más noches tan eternas como aquella...

Y las obtendré...

Es una promesa.

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